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Avr 11

LA APERTURA DE CUBA Y LA PROPIEDAD INTELECTUAL

Los Rolling Stone en la Habana: un concierto histórico que se impuesta en un símbolo de la apertura del país. El desplazamiento de más de medio-millón de espectadores para el más grande concierto nunca organizado en la isla da testimonio de la transformación actual del sistema cubano y de su descaimiento de las experiencias occidentales.

En el mismo espíritu, la visita del presidente americano Barack Obama en Cuba unos días antes vino a ilustrar el acercamiento que se está operando entre los dos países. Francia también se interesa a los asuntos que podría desarrollar con Cuba así François Hollande era el primer Presidente de los Estados miembros de la Unión Europea a visitar la isla en mayo 2015.

La apertura de Cuba debería tener repercusiones en todos los ámbitos de la economía. En ese contexto, la importancia de los bienes inmateriales en las relaciones mercantiles impuesta interesarse a las disposiciones relativas a la propiedad intelectual en la legislación cubana y al impacto que la apertura del país está susceptible tener en la matera. También, ese nuevo contexto es de natura a hacer resurgir problemáticas fuertes, particularmente en derecho de las marcas.

1)    La intensificación de la protección de los bienes inmateriales en Cuba   

La propiedad intelectual es un vector importante de desarrollo, así Cuba va a apoyarse en su utilización con vistas al impulso económico que se prepara a conocer el país.

En teoría, el sistema de propiedad intelectual previsto en la ley cubana corresponde con los principios fundamentales establecidos por los convenios internacionales. Sin embargo, en la práctica, la apertura de Cuba va probablemente tener impacto en su sistema de propiedad intelectual.

En la medida que la economía del país se está abriendo al sector privado, la populación cubana encuentra obstáculos jurídicos que no había encontrado antes en razón del embargo americano. En efecto, el Estado cubano toleraría la venta de software, música y películas pirateados. A escala privada, los empresarios deberán estar más atentos a los signos que quieren usar en sus actividades.

En todos casos, el derecho de la propiedad intelectual deberá ser el objeto de una clarificación en Cuba tan representa activos mercantiles importantes para las empresas. Desde 1966, aproximadamente 1500 empresas americanas registraron casi 6000 marcas en Cuba, como Coca-Coca, Pepsi, Intel Pfizer o Burker King. Además, otras empresas registraron sus marcas en la isla desde que los dos países anunciaron el deshielo de sus relaciones, como Twitter, Uber y Segway. Así, 192 marcas americanas han sido registradas durante los cuatros primeros meses de 2015 contra 78 durante todo el año 2014.

La propiedad intelectual permite hacer converger valores económicos y simbólicos, y representa un activo importante para Cuba que conoce un patrimonio cultural popular reconocido y apreciado en todo el mundo. La firma del acuerdo de distribución entre Sony Music y Egrem lo atestigua porque va a permitir a la música cubana de exportarse más después de décadas de embargo.

No obstante, si los derechos de propiedad intelectual son de natura a proteger la identidad cultural cubana, la apertura de los intercambios es susceptible activar de nuevo controversias jurídicas.

2)    El caso Havana Club

La apertura del dialogo con Cuba abrió de nuevo la saga oponiendo la empresa americana Bacardi a la empresa mixta franco-cubana Cubaexport, detenida por mitad por el leader mundial de las bebidas espirituosas, Pernod-Ricard.

Desde los años 1990, las dos empresas, Cubaexort y Bacardi, se disputen la propiedad de la marca Havana Club creada al fin del siglo 19 por José Arechabala. La historia quiere que la familia Arechabala se haya visto forzada a irse de la isla después de la revolución castrista de 1959 habiendo conducido a la nacionalización de todos sus bienes.

Sin embargo, a partir de 1976, la compañía estatal cubana Cubaexport presentó una solicitud de marca y obtuvo su renovación hasta los años 90. Entonces, el Estado cubano inició una empresa conjunta con Pernod Ricard en 1993 para comercializar el ron Havana Club a un nivel mundial. La empresa Bacardi, preocupándose de la llegada del francés en el mercado, negoció un acuerdo de transferencia de propiedad en 1997 con la familla Arechabala que tenía derecho inicial.

La batalla legal, ella, empezó en 1998 cuando Bacardi obtuvo del Congreso americano la votación de una ley, dicha “Bacardi Bill”, impidiendo el registro en los Estados Unidos de las marcas cubanas nacionalizadas, como Havana Club. Ese texto fue denunciado en 2002 por la Organización Mundial del Comercio después de una denuncia presentada por la Unión Europea. A pesar de todo, el “Bacardi Bill” permitió al grupo americano usar la marca Havana Club para distribuir su ron en los Estados Unidos cuando Pernod Ricard vendía el mismo alcohol, bajo el mismo nombre, en el resto del mundo.

En ese contexto, el OFAC, el Tesoro estadounidense, denegó en 2006 a Cubaexport, empresa a la cual es asociada Pernod Ricard, la renovación de la marca Havana Club en los Estados Unidos.

No obstante, con respecto a la aproximación entre los dos países, Cubaexport recientemente obtuvo una licencia específica ante la agencia federal encargada del control de activos extranjeros (OFAC). Esa licencia le debía permitir pedir la renovación de la marca Havana Club en los Estados Unidos. Así, al principio de 2016, el USPTO, el despacho americano de marcas y patentes, aceptó la renovación de la marca, ahora en vigor en los Estados Unidos hasta el 27 de enero de 2026. Esto va a permitir a Cubaexport vender en el territorio americano la marca de ron Havana Club cuando el embargo americano habrá sido levantado en Cuba, dando acceso para el grupo franco-cubano al primer mercado mundial de ron.

El caso Havana Club ilustra como la propiedad industrial está naturalmente imbricada en los cambios que la isla va a conocer. El hecho que tales controversias hayan nacido durante el embargo y aparezcan de nuevo al resplandor de la apertura da testimonio del carácter atractivo de Cuba que se presenta como un nuevo lugar de inversión.
En términos de propiedad literaria y artística, Cuba no está en resto, a la imagen de la firma del acuerdo de distribución entre Sony Music y Egrem. Por fin, azar del calendario, la película cubana « Chala, Une Enfance cubaine » de Ernesto Daranas está en salas en Francia desde el 23 de marzo de 2016 después de haber sido presentada en numerosos festivales y haber ganado un nombre importante de premios. Este largometraje, que encuentra un gran éxito, se presenta como una nueva ocasión de exportar el arte cubano a través del mundo.

Anne-Marie PECORARO y Marion FAUPIN